Mientras vamos avanzando en el camino de la vida y nos hacemos cada vez más mayores, nuestra realidad física y emocional evoluciona y cambia. Desde que nacemos hasta la etapa de la vejez, nos rodeamos de personas que dejan una huella imborrable en nuestros recuerdos y corazón: los amigos.

Está demostrado científicamente que tener amigos mejora significativamente la calidad de vida en adultos mayores. 

Las investigaciones muestran que la soledad y el aislamiento social son perjudiciales para su salud: la falta de conexiones sociales aumenta el factor de riesgo de muerte temprana hasta un 26% y es equivalente fumar 15 cigarrillos al día. Asimismo, los sentimientos de soledad pueden ser mucho más perjudiciales que la obesidad y la inactividad física (Campaign to End Loneliness UK, 2019).

Es por eso que en La Casa de mis Padres, diseñamos intervenciones sociales destinadas a mejorar las habilidades y estrategias personales para hacer y mantener amistades dentro de nuestra institución. Así mismo, planificamos programas comunitarios para fomentar la autoestima personal y colectiva.

Nuestro compromiso es favorecer el óptimo estado de salud físico, mental y emocional, y promover el bienestar integral de nuestros adultos mayores.